La Isla Sagrada: Cómo un científico y una comunidad salvaron a Tetepare de la destrucción

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Durante generaciones, el pueblo de las Islas Salomón ha vivido en armonía con la tierra y el mar. Pero en la década de 1990, ese equilibrio se vio amenazado cuando la tala comercial se extendió por la región, dejando un rastro de devastación a su paso. Entre quienes lucharon para proteger su hogar ancestral se encontraba Katy Soapi, científica y descendiente de la isla Tetepare, un lugar sagrado que enfrenta una destrucción inminente.

Una lucha por la identidad

Tetepare es más que sólo árboles y playas. Es un testimonio vivo del patrimonio cultural de la Provincia Occidental, hogar de jardines ancestrales, cementerios sagrados y la memoria colectiva de su gente. Cuando los rumores sobre concesiones madereras llegaron a la isla, la comunidad supo que se enfrentaban no sólo a una amenaza ambiental, sino existencial.

“Perder Tetepare habría sido como perder una parte de nosotros mismos”, explica Soapi. “Ya no se trataba sólo de árboles; se trataba de identidad y patrimonio”.

De estudiante activista a líder científico

Soapi, entonces estudiante universitaria, se convirtió en miembro fundador de Amigos de Tetepare, que luego evolucionó hasta convertirse en la Asociación de Descendientes de Tetepare (TDA). Trabajó incansablemente, conectando comunidades, organizando reuniones y presionando a los gobiernos para que detuvieran las concesiones madereras.

“Necesitábamos ambos: el conocimiento de nuestros antepasados ​​y las herramientas de la ciencia para mostrar al mundo por qué Tetepare era importante”, afirma.

La lucha ganó atención mundial y culminó con el documental australiano Since the Company Came, que expuso la lucha al mundo.

Un modelo de conservación liderado por la comunidad

La presión incesante dio sus frutos y se detuvo la tala. Hoy en día, Tetepare sigue siendo uno de los últimos lugares vírgenes de las Islas Salomón, gestionado por la TDA, que se sustenta a través del ecoturismo y las prácticas tradicionales.

El éxito de la TDA es un testimonio del poder de la conservación liderada por la comunidad, donde el conocimiento indígena se entrelaza con la ciencia moderna. Las reuniones anuales reúnen a los descendientes para tomar decisiones colectivas, asegurando que el destino de la isla siga en manos de su gente.

Las amenazas persisten

A pesar de las victorias, la lucha está lejos de terminar. El atractivo del dinero rápido proveniente de las industrias extractivas continúa tentando a algunos, mientras que las presiones externas de los desarrolladores amenazan el frágil ecosistema de la isla.

“Siempre es más fácil vender árboles por unos cientos de dólares y tener el dinero en la mano hoy”, admite Soapi. “Pero la conservación nos proporciona peces, alimentos y ríos limpios para generaciones. Eso es más difícil de medir en el corto plazo”.

Un modelo del Pacífico para el futuro

El viaje de Soapi de activista estudiantil a científico regional respetado encarna el liderazgo del Pacífico en conservación. Su trabajo, particularmente en la acidificación de los océanos, ha tenido un impacto significativo, mientras que su tutoría ha inspirado a una nueva generación de científicos.

En 2012, la TDA ganó el prestigioso Premio Ecuatorial de las Naciones Unidas, reconociendo su modelo de conservación liderado por la comunidad como un ejemplo global.

“Tetepare nos enseñó que la conservación no se trata sólo de proteger la tierra; se trata de proteger quiénes somos”, dice Soapi.

Hoy en día, continúa abogando por el conocimiento indígena y los enfoques liderados por la comunidad como coordinadora de asociaciones en el Centro Comunitario de Ciencias Oceánicas del Pacífico. Pero ella sigue profundamente ligada a Tetepare, reconociendo que los verdaderos guardianes de la isla son sus descendientes.

La historia de Tetepare es un poderoso recordatorio de que la conservación no es sólo una cuestión ambiental; es una lucha por la identidad, el patrimonio y el futuro de las comunidades del Pacífico. Es un testimonio del poder duradero del conocimiento indígena y del compromiso inquebrantable de quienes se niegan a permitir que sus lugares sagrados sean destruidos.