La órbita de la Tierra se está congestionando peligrosamente y un nuevo análisis revela que podría ocurrir una colisión catastrófica entre satélites en tan solo 2,8 días si todas las naves espaciales perdieran su capacidad de maniobra. Esta alarmante estadística, cuantificada por el “Reloj de realización de colisiones y daños significativos (CRASH)”, subraya el crecimiento exponencial de los satélites en los últimos años y la creciente dependencia de los sistemas automatizados para evitar colisiones.
El rápido ascenso de los satélites
En los últimos siete años, el número de satélites en órbita se ha más que triplicado, pasando de aproximadamente 4.000 a casi 14.000. El principal impulsor de este aumento es la constelación Starlink de SpaceX, que ahora comprende más de 9.000 satélites que operan en órbita terrestre baja (340-550 kilómetros sobre la superficie). Este dramático aumento significa que los satélites deben ejecutar frecuentes maniobras para evitar colisiones (solo SpaceX realizó 144.404 maniobras de este tipo entre diciembre de 2024 y mayo de 2025 (aproximadamente una cada 1,8 minutos)) para evitar accidentes catastróficos.
Por qué esto es importante: El gran volumen de satélites eleva el riesgo de colisiones. Tales eventos generan miles de fragmentos de escombros, lo que potencialmente deja inutilizables regiones orbitales enteras durante décadas debido al efecto en cascada de futuras colisiones. Esto se conoce como síndrome de Kessler.
El reloj CRASH: una amenaza creciente
Investigadores de la Universidad de Princeton, dirigidos por Sarah Thiele, desarrollaron el CRASH Clock para medir el creciente riesgo de colisión. Su modelo muestra un cambio radical en tan solo unos años: en 2018, antes del despliegue a gran escala de Starlink, el tiempo hasta una colisión garantizada si todos los satélites perdían maniobrabilidad era de 121 días. Hoy, esa cifra se ha desplomado a sólo 2,8 días.
“Nos sorprendió que fuera tan corto”, dice Thiele.
El CRASH Clock supone un escenario en el que todos los satélites pierden simultáneamente su capacidad de ajustar su rumbo, como durante un evento climático espacial extremo. Si bien es poco probable que todos los sistemas fallen por completo, las fuertes tormentas solares recientes ya han demostrado la vulnerabilidad de los satélites, provocando perturbaciones en la constelación Starlink en mayo de 2024. Una repetición del evento Carrington de 1859, la tormenta solar más poderosa jamás registrada, podría crear perturbaciones generalizadas.
El futuro de la congestión orbital
La tendencia hacia una mayor congestión continuará. SpaceX, Amazon y empresas chinas planean lanzar decenas de miles de satélites más en los próximos años. Esto significa que el CRASH Clock probablemente caerá aún más, aumentando la probabilidad de colisiones.
Qué significa esto para el acceso al espacio : Como señala Hugh Lewis, de la Universidad de Birmingham, el creciente entorno orbital plantea una pregunta fundamental: “¿Podemos seguir ampliando ese castillo de naipes?” Cuantos más satélites se agreguen, mayores serán las consecuencias potenciales de una sola colisión. El riesgo no es sólo teórico; En 2009, un satélite Iridium activo chocó con un satélite ruso Kosmos desaparecido, creando cientos de fragmentos de escombros duraderos.
La creciente congestión en la órbita de la Tierra es una preocupación creciente que exige nuevas estrategias para la gestión de satélites, la mitigación de desechos y la cooperación internacional para evitar una cascada catastrófica de colisiones. El futuro del acceso al espacio depende de abordar este desafío ahora.

















