Construcción bacteriana: ¿el futuro de los hábitats marcianos?

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La perspectiva de establecer una presencia humana permanente en Marte depende de la superación de enormes obstáculos logísticos y financieros. Los enfoques tradicionales (enviar hábitats y materiales de construcción desde la Tierra) son prohibitivamente costosos. Sin embargo, una nueva e innovadora propuesta sugiere una alternativa: construir con bacterias en el propio Marte.

El desafío de la colonización marciana

Enviar humanos a Marte, actualmente proyectado por la NASA para la década de 2030, no se trata solo de llegar allí. Se trata de sostener una colonia. El costo de transportar incluso la infraestructura básica sería astronómico, lo que haría impracticables los asentamientos a largo plazo sin soluciones radicales. Aquí es donde entra en juego el concepto de utilización de recursos in situ (ISRU): utilizar materiales ya presentes en el planeta.

Biomineralización: el hormigón marciano de la naturaleza

Investigadores de la Universidad Politécnica de Milán han identificado una vía potencial de ISRU: la biomineralización. Este proceso aprovecha los organismos vivos para producir minerales, convirtiendo efectivamente el suelo marciano en material de construcción utilizable. Su trabajo se centra en dos bacterias específicas: Sporosarcina pasturii y Chroococcidiopsis.

Sporosarcina pasturii secreta polímeros naturales que unen el regolito marciano (rocas y polvo) en una sustancia similar al hormigón. La combinación de esta bacteria con Chroococcidiopsis, que produce oxígeno, crea un “cocultivo” capaz tanto de soporte estructural como de soporte vital. Esto abre la puerta a la impresión 3D de hábitats directamente a partir de recursos marcianos.

Más allá de los ladrillos: soporte vital sostenible

Las posibles aplicaciones van mucho más allá de la simple construcción. Chroococcidiopsis puede contribuir al aire respirable, mientras que los subproductos metabólicos de Sporosarcina pasteurii, incluido el amoníaco, podrían aprovecharse para sistemas agrícolas de circuito cerrado. Durante décadas, estos procesos pueden incluso contribuir al objetivo a largo plazo de terraformar Marte.

La conclusión clave es esta : en lugar de depender de materiales terrestres, los futuros colonos marcianos podrían desarrollar su propia infraestructura y sustentarse utilizando los recursos naturales del planeta, todo gracias al poder de la vida microscópica. Este enfoque podría reducir drásticamente los costos, aumentar la sostenibilidad y, en última instancia, hacer que el asentamiento marciano a largo plazo sea una realidad viable.